... y se ilustra con Gerard Miquel

domingo, 13 de junio de 2010

p

“pescado. (Del lat. piscātus).
m. Pez comestible sacado del agua por cualquiera de los procedimientos de pesca. //2. m. Abadejo salado. // pescado azul. 1. m. El abundante en grasa, como la sardina. // pescado blanco. 1. m. El poco graso, como la merluza y el lenguado que, por esta razón, suele recomendarse para ciertos regímenes alimentarios./ /ahumársele a alguien el pescado. 1. loc. verb. coloq. Sulfurarse, irritarse, enfurruñarse”.

Mi madre siempre dice que antes de comprar pescado le mire el ojo. Si está rojo es que es fresco, si amarillo, mejor pasar de largo. Y en esas estoy, en un puesto del mercado observando las retinas, mientras pienso ¿Peces o pescados? ¿Somos todos iguales? Porque mientras unos pocos peces gordos viven tranquilamente nadando en el líquido elemento, otros, la inmensa mayoría, aguantan bajo un montón de hielo (podía poner “lecho” pero me parece demasiado culinario y “manto” tampoco me parece adecuado, excesivamente poético) intentado mantener su ojo rojo el mayor tiempo posible antes de servir de alimento y ser comidos.

domingo, 6 de junio de 2010

m

“momento.(Del lat. momentum). m. Porción de tiempo muy breve en relación con otra. Lo vi un momento esta tarde. // 2. m. instante. Espera un momento. // 3. m. Lapso de tiempo más o menos largo que se singulariza por cualquier circunstancia. Este fue el mejor momento de su vida. Aquella guerra civil fue el peor momento del siglo. // 4. m. Oportunidad, ocasión propicia. En su carrera no le ha llegado todavía su momento. // 5. m. Cualquier tiempo considerado como actual o presente. El momento internacional. Los poetas del momento. // 6. m. Importancia, peso, trascendencia. Asuntos de gran momento. // 7. m. Fís. cantidad de movimiento.

¡Hola! Me dice mi amiga a través de las ondas y con las nuevas tecnologías que nos permiten hablar sin presencia física o cables de por medio, llámese teléfono móvil, llámese celular. ¿Cenamos juntas?, me plantea. Vale, le contesto. Pregunta con trampa porque mientras lo que yo imagino una cena con charla fácil e intrascendente, por debajo subyace una conversación llena de intención “Elena Francis” aconséjame. Ya estamos en el sitio, pedimos unas tellinas porque tengo antojo desde hace tres semanas y aún no he podido satisfacer mis deseos gastronómicos, a ella le da igual y me deja seguir eligiendo. Empieza a contarme las historias con su novio, que si fíjate, que si es un egoísta pues me dijo que… Mientras esperamos a que las traigan, la escucho pero cuando llegan, pierdo la atención y me concentro en lo que realmente importa, esos moluscos lamelibranquios marinos. No digo nada, simplemente voy comiendo como si fueran pipas. Ella sigue con su insaciable discurso, que si me dijo esto, que si yo le respondí, que si me hizo aquello… hasta que me pregunta ¿Y tú que opinas? “¡Que no me amargues las tellinas!”. Hay momentos y momentos. En los postres me cuentas lo que quieras pero ahora no… ¡Y no se te ocurra decirme algo cuando llegue la puntilla!...

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es la letra número 13 del abecedario